Cómo relajarse
En la época de mi abuela el estrés prácticamente no existía. Y es que el ritmo de vida que se llevaba entonces era mucho más pausado que el de ahora.
Infusiones para relajarse:
De todos modos, siempre había momentos críticos en los que convenía clamar los nervios. Un susto, una mala noticia… mi abuela hacía que todo volviera a su sitio con una humeante taza de tila. Cuando una persona era de talante nervioso, le recomendaba hierbas de efecto más contundente, como las bayas de espino blanco o las flores de valeriana. Una infusión de cualquiera de estas plantas era capaz de relajar al más crispado.
Madera de cedro:
Otra buena idea es quemar madera de cedro. El cedro es un árbol misterioso. La leyenda dice que su aromática madera sirvió para construir los Jardines Colgantes de Babilonia y el templo de Salomón. Quema unos trozos de madera de cedro en una habitación y conseguirás tranquilizar los ánimos y evitar discusiones en la casa.
Dieta tranquila:
Los alimentos ricos en zinc, como la melaza de caña de azúcar o las semillas de sésamo, resultan muy relajantes, sobre todo en los niños. En casos de nerviosismo leve, la avena, consumida regularmente, también da buenos resultados.
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